Disfunción temporomandibular: Causas y Síntomas
hace 2 años · Actualizado hace 1 año
Disfunción temporomandibular reúne una compleja y abundante sintomatología, tanto funcional como orgánica, psíquica y del comportamiento, y que puede llegar a producir dolores insoportables e incapacidades agudas.
Costen la relacionó con la luxación del disco articular pero, en los años 50, Schwartz cuestiona la etiología estructural y destaca la importancia de la musculatura masticatoria y de la tensión emocional.
Laskin, años más tarde, también otorga relevancia a la naturaleza multifactorial de esta sintomatología.
Disfunción temporomandibular: Causas
Entre las causas más relevantes, hay que considerar factores estructurales, sobre todo la oclusión, y factores psicológicos, especialmente
el distrés emocional.
Además, se han visto implicados factores genéticos, alteraciones hormonales, traumatismos previos y sobrecargas funcionales por hábitos parafuncionales y bruxismo.
La semiología clínica que nos orienta abarca desde los ruidos articulares (crepitación) al dolor articular, y desde una limitación en la abertura hasta el bloqueo articular.
Disfunción temporomandibular: Síntomas
La disfunción temporomandibular produce síntomas en la cabeza, cuello y oído, con dolor referido en hombros y espalda.
Además, involucra a la musculatura cervical anterior, lateral y suboccipital y puede ocasionar acúfenos, mialgias, artralgias, dolor facial, dolor cráneosinusal y cefalalgia.
Los músculos del oído medio tienen una inervación relacionada con la tercera rama del nervio trigémino, lo que justifica que también se afecten la trompa de Eustaquio y el músculo tensor del tímpano, junto a los constantes espasmos de distintos músculos de la masticación.
Si se llega a producir la luxación del disco de la articulación temporomandibular, se genera un edema con extravasación vascular hacia áreas vecinas y la consiguiente tensión en los movimientos de la mandíbula y del cuello.
La compresión muscular cervical puede generar tensión en la arteria vertebral que alimenta la arteria basilar y la arteria del oído interno, así como compresión neural, espasmo muscular reflejo e hipertonicidad muscular, con síntomas óticos por contracción muscular refleja de los músculos inervados por el nervio trigémino.
La masticación normal estimula notablemente el riego sanguíneo, pero las contracturas de la musculatura mandibular dificultan el paso de la sangre y producen dolor muscular por hipoxia con marcada repercusión postural y funcional.
Problemas:
Estas alteraciones se deben fundamentalmente a la falta de estabilidad en el momento de la deglución pues, al igual que la función crea el órgano, la mala función o maloclusión altera el crecimiento armónico de los huesos de toda la zona cefálica, con desviación del hiodes y la consiguiente deglución atípica, o asimetrías del paladar o morfología ojival del mismo.
Todo ello puede ocurrir por fallos unilaterales en la oclusión dental, bien por obturaciones altas, por extracciones o por movimientos de ortodoncia, entre otros.
Toda la patología bucal (maloclusiones, caries, obturaciones y prótesis altas, periodontopatías, dientes ausentes, elongados, mal repuestos, enfermedades de los tejidos blandos, articulaciones y huesos) altera o dificulta la oclusión bucal, lo que causa más patologías o agrava las existentes.
Dignóstico:
El diagnóstico de la disfunción temporomandibular comienza por averiguar si hay o no contacto único, fulcro o contacto deflectivo en el cierre, que impida el contacto posterior bilateral simultáneo y simétrico durante el mismo, para que sea estable en la deglución.
Es muy frecuente el contacto inicial, único, prematuro y unilateral en la vertiente mesial del primer premolar superior, donde, a simple vista, se suele ver la faceta de desgaste.
Este impide la retrusión mandibular, en la que la falta de libertad de movimientos produce una oclusión trabada.
Estudios recientes:
Autores como Correia Pinto y Faria indican que el examen clínico debe incluir información sobre los tejidos orofaciales, los músculos, la función neurológica, los movimientos mandibulares, los hábitos parafuncionales y el estado oclusal.
La disfunción temporomandibular puede ser debida al desplazamiento del disco articular o a artritis.
Para establecer el diagnóstico diferencial entre dolor muscular y patología articular, preguntamos al paciente si en el último mes ha tenido dolor en la cara, en la mandíbula, en la sien, delante de la oreja o en el oído.
El dolor de origen muscular se confirma con la palpación de los músculos masetero y temporal.
Puede o no estar asociado a los movimientos de apertura, que debería ser de 40 mm sin ayuda y sin dolor.
Para diagnosticar disfunción temporomandibular, se palpa la zona del trago.
El desplazamiento anormal del disco articular se detecta por la apertura limitada y el ruido de la ATM, que es de duración breve y muy circunscrito, con un principio y un final, que por lo general suena como un clic.
La artralgia por artrosis incluye la crepitación audible durante cualquier movimiento de la mandíbula.
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