Dolor de oído: Cómo detenerlo
hace 2 años · Actualizado hace 1 año
El dolor de oído no representa un cuadro clínico propio, sino que es un síntoma doloroso de un trastorno en particular. Los dolores de oído pueden tener muchas causas diferentes - especialmente a menudo una infección del oído medio está detrás de las quejas.
El dolor de oído a menudo ocurre junto con un resfriado o dolor de garganta, al masticar o durante el embarazo. Sin embargo, los más afectados son los niños. ¿Pero qué puede ayudar con los dolores de oído? Hemos compilado una lista de opciones de tratamiento típico y algunos remedios caseros eficaces para esta dolencia.
Dolor de oído: Causas
Los dolores de oído pueden ser un signo de una enfermedad en el oído, pero también pueden tener otras causas. Si hay una enfermedad del oído, ya sea la aurícula, el conducto auditivo, el tímpano, el oído medio o el oído interno se ven afectados. La enfermedad de una de estas partes se conoce como otalgia primaria. Los dolores de oído son causados con mayor frecuencia por inflamaciones en el oído medio y el conducto auditivo externo. Sin embargo, también pueden ser debido a:
- Enfermedades en los dientes o en la articulación mandibular.
- Enfermedades en la nasofaringe o laringe.
- Inflamación nerviosa de la cara.
- Problemas con la columna cervical.
- Inflamación de la glándula parótida.
- Cambios en la presión del aire (por ejemplo, durante el buceo y el vuelo, pero también en caso de una explosión o un golpe en el oído)
puede ser la causa del dolor de oído (otalgia secundaria).
Síntomas típicos asociados con los dolores de oído
El dolor de oído puede ser unilateral o bilateral y tener un carácter de presión o apuñalamiento. Suelen ser relativamente fuertes y a menudo permanecen así incluso de noche.
Dependiendo de la causa de los dolores, éstos pueden ir acompañados de varios síntomas. Esto puede provocar mareos, ruidos en los oídos, una sensación de cuerpos extraños y pérdida auditiva.
Inflamación en el oído medio y en el conducto auditivo externo
La inflamación en el oído medio y el conducto auditivo externo es la causa más común de dolor de oído. La inflamación del oído medio generalmente ocurre como resultado de un resfriado: las bacterias de la nasofaringe llegan al oído medio y causan inflamación.
La inflamación del conducto auditivo externo es una infección de la piel del conducto auditivo causada por bacterias u hongos. A menudo, tal inflamación es causada por una higiene auditiva excesiva, lesiones causadas por hisopos de algodón o la entrada de agua de baño.
Los síntomas típicos causados por la otitis son problemas auditivos, fiebre y mareos. En el caso de la inflamación del canal auditivo, el oído también está inflamado y pica. En ambos casos, también puede producirse secreción.
Lesiones en la aurícula y el tímpano
Si se presenta una pérdida auditiva severa además del dolor de oído, esto puede ser un signo de cerumen o un cuerpo extraño en el cierre del canal auditivo. En el caso de un cuerpo extraño, a menudo también se presenta dolor por presión en el oído.
Si el tímpano se lesiona, el dolor de oído ocurre muy repentinamente y punzante. Se produce una pérdida auditiva grave, tinnitus y mareos, así como pérdida de líquido o de sangre a través de los oídos. El tímpano puede lesionarse por inflamación interna, así como por fuertes fluctuaciones en la presión del aire o ruido.
Si el pabellón auricular o lóbulo de la oreja está enrojecido e inflamado, indica una lesión e inflamación del oído externo. Esta inflamación se produce cuando las bacterias penetran en el tejido a través de heridas o piel irritada, por ejemplo, después una perforación. Si tal inflamación está presente, el oído a menudo está tenso y se siente caliente.
Dolores de oído y también en la nariz y garganta
Si el dolor de oído no son causados por la inflamación en el oído mismo, sino por inflamaciones en la nasofaringe o en la laringe, aparecen síntomas adicionales además de los dolores de oído. Esto incluye dolor de cabeza, dolor de garganta, fiebre, tos, ronquera y dificultad para tragar.
Los dolores de oído pueden ser causados por amigdalitis, sinusitis o faringitis. La boca, el cáncer de garganta o laringe, las paperas y la fiebre glandular también pueden ser posibles causas.
Dolor de oído debido a problemas en la mandíbula y garganta
Los problemas en el área de la mandíbula también pueden llevar a dolores de oído desagradables: músculos tensos de masticación, maloclusiones, muelas de juicio rotas o inflamaciones en la mandíbula pueden afectar a los oídos.
Además del dolor de oído, esto puede causar dolores en los dientes, en la articulación mandibular, encías sangrantes y dolores de cabeza. Si los músculos masticatorios están apretados por el crujido nocturno de los dientes, los músculos del hombro y del cuello también pueden doler.
Tales síntomas también pueden indicar problemas de columna cervical. Si este es el caso, generalmente hay dolor adicional al mover la columna cervical. En tal caso, debe consultar a un ortopedista.
Dolor de oído en niños
Los niños son particularmente propensos a padecer dolores de oído, especialmente los niños pequeños, que generalmente tienen que lidiar con ellos varias veces en sus primeros años de vida. Los niños se ven afectados con más frecuencia que las niñas.
En los niños, los dolores de oído son particularmente comunes como resultado de la inflamación del oído medio. Esto se debe a que la sonda de conexión entre la nasofaringe y el oído medio es más corta y horizontal en los niños que en los adultos. En el caso de un resfriado o gripe, las bacterias pueden entrar fácilmente en el oído medio y causar inflamación.
Los bebés a menudo lloran cuando tienen dolor de oído y con frecuencia se frotan los oídos. A menudo también hay síntomas generales de enfermedades como fiebre, dolor abdominal, diarrea o vómitos. Si su hijo tiene dolores de oído, usted debe consultar a un médico para averiguar la causa de los dolores.
Dolor de oído: Causas y Tratamiento
Dolor de oído u otalgia, se puede producir por varios motivos. Se distingue otodinia, que es el dolor causado por afectación intrínseca del oído, de otalgia refleja, que es el dolor originado en estructuras próximas al oído y que se irradia a este debido a la inervación compartida con dichas estructuras.
La actitud del paciente cuando consulta por dolor de oído puede sugerirnos, tan solo de visu, muy distintos diagnósticos.
¿Sientes dolor de oído?
En un paciente que consulta en Urgencias con expresión de intenso dolor y que se lleva la mano al oído, si presenta fiebre sin otorrea, sospecharemos que es otitis media aguda en fase hiperémica.
Hay que preguntarle si ha tenido un antecedente catarral e indagar sobre cualquier causa que altere la función tubárica.
Si el dolor de oído ha cedido en el momento de comenzar la otorrea, pensaremos en otitis media aguda en fase de supuración.
Si el paciente, especialmente si es un niño, tiene despegado el pabellón auricular, pensaremos en mastoiditis por otitis de carácter agudo o subagudo.
Cuando no existe fiebre y la manipulación del oído provoca un dolor intenso, sospecharemos que es otitis externa difusa, casi siempre causada por Pseudomona aeruginosa o Staphilococcus aureus.
¿Qué puede provocar dolor de oído?
Hay que interrogar acerca de problemas cutáneos que le predispongan al rascado, como son el eccema, la psoriasis o los derivados del uso de un audífono.
En otras ocasiones, solo se confirma el simple hábito del rascado.
En casos más prolongados y, sobre todo en pacientes de edad avanzada, interrogaremos acerca de causas generales, como diabetes u otras condiciones que predispongan a situaciones de inmunosupresión.
En estas circunstancias, consideraremos la posibilidad, más o menos inmediata, de otitis externa maligna, cuyo curso evolutivo es grave.
Siempre desconfiaremos de una otitis externa refractaria, ya que puede tratarse de una neoplasia.
Si el dolor de oído es de intensidad muy llamativa y observamos una tumoración de aspecto inflamatorio en la parte más externa del conducto auditivo externo (CAE), presumiremos la existencia de un forúnculo u otitis externa circunscrita, de etiología clásicamente estafilocócica.
Cuando el picor predomina sobre el dolor durante varios días, intuiremos que se trata de una otitis externa micótica, sobre todo si hay antecedentes similares o el paciente es portador de audífonos.
En casos en los que el dolor se acompaña de sensación de autofonía, aturdimiento y taponamiento ótico, la ototubaritis es nuestra primera opción de diagnóstico.
En estos casos, la otoscopia puede ser normal o mostrar un tímpano deslustrado o retraído, una imagen de otitis serosa o signos de otitis media aguda incipiente.
Una ototubaritis es más frecuente en pacientes con predisposición (rinitis alérgica o no alérgica, facies leptosómica, prácticas de buceo, viajes en avión, etcétera).
Otalgia, hipoacusia y otorragia
En pacientes que refieren dolor de oído, hipoacusia y otorragia, con antecedentes de traumatismo accidental durante el buceo en piscina o profundidad (condición que altera la ventilación del oído y lo hace más vulnerable), bofetada directa en el pabellón auricular o un beso en la oreja, sospecharemos que se trata de una perforación timpánica traumática por efecto de la presión negativa.
Esta lesión se produce también tras heridas accidentales con distintos objetos introducidos en el oído (bastoncillos, bolígrafos, etcétera) o tras una explosión o exposición a un ruido muy intenso, con el consiguiente blast auricular.
Las otalgias de intensidad moderada, de días de evolución y acompañadas de otorrea cada vez más fétida, nos harán pensar en la presencia de un cuerpo extraño inerte en el conducto auditivo externo, entre ellos un tapón de algodón.
Si acude con un dolor intenso repentino, que le vuelve loco, mientras estaba tumbado en el campo o en el césped, pensaremos de inmediato en un cuerpo extraño vivo, generalmente un insecto.
En estos casos el procedimiento consiste en inmovilizarlo ahogándolo con unas gotas de un líquido que tengamos a mano, preferiblemente de consistencia oleosa o con alcohol.
Otorragias y otalgia infantiles:
En niños que acuden con otorragias y dolor de oído, no hay que alarmarse de entrada pensando en una fractura craneal por traumatismo.
Es mucho más frecuente que sean debidas a una otitis media aguda o a la inocente ruptura de una ampolla de la capa más externa del tímpano en una miringitis bullosa, de causa vírica.
Si, por el contrario, existe confirmación de un traumatismo craneoencefálico previo, pensaremos en dos posibilidades:
- Bien en que la articulación témporo-mandibular se haya enclavado en la pared anterior del conducto auditivo, lesionándolo,
- O bien en una fractura temporal con hemotímpano.
Si el dolor de oído se acompaña o precede a la aparición de vesículas en el oído externo y parálisis facial sospecharemos que se trata de un síndrome de Ramsay-Hunt, de causa herpética, y con un pronóstico incierto de recuperación de la parálisis y de la hipoacusia neurosensorial.
Cuando el dolor es intenso, con tumefacción del pabellón, bilateral, recurrente con buena respuesta a corticoides y afecta al sistema respiratorio o a otros cartílagos, debemos sospechar que es una policondritis recidivante que puede ser la primera manifestación de una enfermedad sistémica.
Precauciones cuando hay dolor de oído:
No hay que olvidar que, ante una otalgia con exploración otológica estrictamente normal, hay que considerar causas extraóticas y neurálgias (principalmente del glosofaríngeo y del trigémino).
En estas situaciones, se explorarán la boca, la orofaringe, la rinofaringe, la hipofaringe y la laringe para descartar patologías en estas áreas (amigdalitis agudas, patologías dentarias, cuerpos extraños enclavados y tumoraciones malignas, entre otros).
No hay que subestimar la importancia de un dolor de oído, aunque se trate de una manifestación muy común.
El enfoque inicial adecuado evita retrasos en el diagnóstico e identifica enfermedades no otológicas de curso evolutivo de mal pronóstico si pasan desapercibidas.
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